Carolina Dosal sobre las amenazas que enfrenta la industria de la cereza
“DEBEMOS ACTUAR DE MANERA MÁS COLECTIVA”
De los tres principales retos que enfrenta la industria chilena de la cereza de exportación, lo que más preocupa a la gerenta general de Frutícola Dosal, presidenta de Fruséptima y vicepresidenta de Fedefruta, es la falta de agua. A esto le sigue la escasez de mano de obra y, finalmente, las incertidumbres de mercado. En esta entrevista comparte su visión sobre la temporada que se avecina.
El amor de los Dosal por las manzanas vino de España junto con su familia asturiana, ya que, en la huerta de la casa familiar, en la localidad de Panes, como es tradicional en esa zona de la península, cultivan manzanas para la producción de sidra.
Sin embargo, tampoco son nuevos en el cultivo del cerezo. “En Frutícola Dosal cultivamos cerezas desde los años 90’, es decir, desde antes que comenzara el boom del cerezo. Hemos ido creciendo en superficie de cerezo, sin embargo, hasta el día de hoy, seguimos siendo muy manzaneros. También teníamos huertos de perales y kiwis, pero los hemos ido arrancando y en la actualidad tenemos casi exclusivamente manzanos y cerezos, más un poco de kiwi.”, señala Carolina Dosal, gerenta general de la frutícola, presidenta de Fruséptima y vicepresidenta de Fedefruta.
Si bien la empresa familiar exporta directo cerca del 20% de lo que produce, Carolina Dosal explica que se identifica más como productora que como exportadora, razón por la que está más vinculada a Fedefruta que a Asoex, pese a que como empresa también están asociados a esta última.
La de la manzana es una industria madura, de retornos planos y escaso margen, en tanto que la del cerezo es una industria joven, en pleno boom y de retornos interesantes, al menos antes de las últimas dos temporadas. ¿Cómo conviven estos dos cultivos en etapas tan disímiles en el mismo espacio? “Diría que el de la manzana es un cultivo muy noble, pero que hoy presenta márgenes sumamente estrechos. Es un negocio en el que es esencial lograr buenas producciones para que sea rentable y cuesta mucho llegar a los rendimientos que permiten sustentar el negocio. La realidad es que muchos productores han ido arrancando manzanos y kiwis, pero sobre todo kiwis, para plantar cerezo”.
“TODOS TENDREMOS QUE HACER ALGUNOS SACRIFICIOS”
-Entre las tres grandes limitantes que enfrenta este año la industria, la falta de mano de obra, la falta de agua o los problemas de mercado, ¿cuál es para ti el más preocupante?
-Pienso que lo más preocupante es la falta de agua, luego viene la escasez de mano de obra y finalmente la incertidumbre del mercado. Porque si no tienes agua no tienes fruta o no tienes fruta que viaje bien. Pongo en tercer lugar los problemas de mercado, porque creo que los chinos mantienen el interés por la fruta. Cuesta ajustar la brújula para anticipar qué va a pasar con la cereza en China, pero quiero pensar que fue un problema puntual y que la fruta va a seguir teniendo su espacio, por lo menos para vender los 70 millones de cajas que enviamos la pasada temporada. Lo que no tengo claro es si volveremos a alcanzar los precios que estábamos obteniendo. En definitiva, creo que todos vamos a enviar un poco más de fruta a otros destinos, como a EEUU y Europa, lo que ojalá ayude mantener los precios de la cereza en China.
-¿Qué aprendimos de la mala experiencia del año pasado en China?
-Creo que fue una lección para todos en cuanto a la necesidad de diversificar mercados, aunque esto implique, en primera instancia, hacer algunos sacrificios. Como dije, hay que enviar más fruta a EEUU, Europa y otros países, para evitar enviar más del 90% del volumen a China y creo que todos vamos a hacer algo en ese sentido. Pero también habrá que hacer un sacrificio en términos de calidad y de condición de la fruta, en cuanto a que debemos seleccionar mejor. Si bien la industria ha logrado desarrollar un buen producto, la fruta enfrenta un viaje muy largo y hay que seleccionar mejor. Para lograr todo esto la palabra clave es unidad. Lo que no es fácil porque en Chile, en todos los sectores, es difícil trabajar unidos. Necesitamos que nuestra mirada sea más colectiva.
-Todo lo contrario a cómo funciona la agricultura española, por ejemplo. Y digo España porque tú eres cónsul de ese país en Chile, pero podría haber dicho California.
-Absolutamente. Aunque es otra cultura, pero a través de los años han aprendido que la unidad los beneficia a todos y que hay desafíos comunes que es mejor enfrentar en conjunto. Si bien en Chile la industria frutícola se ha desarrollado bastante bien en términos técnicos, unas especies más y otras menos, falta desarrollar lo colectivo. En Chile cuesta mucho trabajar de manera colectiva, porque somos muy individualistas. Creo que uno de los grandes aportes de las mujeres a los directorios y a la actividad gremial ha sido traer otra mirada al respecto, pero ha costado mucho que se reconozca que ese esfuerzo colectivo es beneficioso para todos, a pesar de que no sea cuantificable. Muchas veces los hombres piensan que, si no es cuantificable, no tiene mayor importancia, ya que lo importante es producir. Estos son procesos largos y hemos avanzado bastante en Chile, pero todavía falta mucho. La gran contribución de las mujeres en los gremios ha pasado por lograr que los hombres entiendan que esa mirada, en el largo plazo, trae beneficios.
“SI NO LLUEVE ENFRENTAREMOS UNA FALTA DE AGUA DEL TERROR”
-La falta de agua puede llevar a sacrificar un cultivo en función de otro. Por ejemplo, no regar un huerto de manzano para privilegiar un huerto de cerezo. ¿Ya han pensado en estrategias de sacrificio en Dosal?
-El año pasado, que también faltó agua, aunque no tanto como este, fuimos analizando y determinando los cuarteles que producen fruta de menor calidad, que se vende a precio más bajo. Por ejemplo, no regar Galas antiguas para privilegiar cuarteles que tienen mejor producción. Sin embargo, igualmente hay que regar lo suficiente para que sobreviva el árbol. Pero, para eso hay que llevar un registro histórico sobre cuánto rinde cada cuartel y cuál es su calidad de fruta. Ahora, si llegamos a la situación en que hay que elegir entre cerezos y manzanos, claramente vas a elegir regar los cerezos y no los manzanos.
-En el caso de un frutal como el cerezo, de alta rentabilidad y con gran parte de su crecimiento ocurrido en los últimos años, ¿cómo se explica que haya, según el catastro de frutícola de 2019, más de tres mil hectáreas de cerezos regadas por surco o por tendido?
-Creo que obedece a que hay mucho cerezo de agricultores muy pequeños, de media, una, dos o tres hectáreas, que no está familiarizado con el riego tecnificado y que no postula a la Ley de Riego. Creo que la suma de todas esas pequeñas superficies podría explicar dicha cantidad de superficie sin tecnificar. Quizás falta más difusión de los beneficios del riego tecnificado.
-¿Hay planes o proyectos para construir algún embalse, por ejemplo, para la región del Maule? ¿A esta altura hay espacio donde construirlo?
-Fedefruta ha dado tanto la pelea por la construcción de embalses, pero es tan caro construirlos que hasta ahora ha sido inviable. Además, está históricamente demostrado que desde el momento en que se aprueba la construcción de un embalse transcurren por lo menos 20 años hasta que se construye. Entonces, lo que debemos hacer ahora es desarrollar una matriz hídrica que no se concentre en grandes embalses, sino en que en obras más pequeñas y de menor costo, que puedan ser construidas más fácilmente. Estoy segura de que ante la posibilidad de no tener agua desde el sector privado estaremos dispuestos a aportar parte de la inversión. Sin embargo, para eso se requiere de la voluntad de todas las partes. Partiendo por la voluntad política. Lo claro es que hay que acumular el agua, ya sea con embalses, construyendo tranques extra e intraprediales, infiltrando acuíferos, etc. Pero tiene que ser un conjunto de soluciones, ya no solo pensar en grandes embalses, porque está visto que no es fácil ni rápido.
-Como ha ocurrido antes en regiones de más al norte hoy los productores de la región del Maule están construyendo pozos profundos como respaldo a la dotación de agua de los canales. Si bien la del Maule es una de las regiones del país con mayor desarrollo de infraestructura de distribución de agua superficial, todo lo referente a la explotación de aguas subterráneas es un nuevo desafío, ¿o no?
-Efectivamente es así, aunque pueda ser políticamente incorrecto decirlo. Si bien la mayor parte de los acuíferos de la región de O’Higgins están declarados como zona de restricción, por lo que ya no se entregan derechos de explotación, en la región del Maule todavía se pueden perforar pozos. Sin embargo, considero que son recursos de emergencia para evitar que se mueran los huertos, más que para regar en reemplazo del agua de canal, ya que la extracción de agua subterránea no está exenta de costos y dificultades. Entre otras consideraciones, en la región -por efecto del terremoto- muchas napas se secaron o se corrieron y la capacidad de producción de muchos pozos profundos quedó muy disminuida o los pozos se secaron. Además, si bien los pozos son potencialmente una tremenda ayuda, son muy caros. Antes se encontraba agua más cerca de la superficie, pero hoy estamos hablando de pozos desde los 80 m de profundidad. Entonces, puede ser en función de la emergencia, pero no es la solución, porque no cualquiera puede construir un pozo y porque es lenta su regularización.
HASTA LA PODA A TRAVÉS DE CONTRATISTAS
-En este ambiente individualista que mencionas, figuras como la de los contratistas están permanentemente negociando el precio por kilo cosechado bajo la amenaza de irse con la gente al campo de al lado.
-Eso siempre ha sido más o menos así, pero ahora cobra mucha más relevancia porque, además del contratista normal, hay personajes con un furgón para 10 personas, en que el mismo personaje conduce el vehículo y -además- cosecha, y se le paga por el transporte. Llegan con el furgón con las 10 personas a hablar con el encargado de huerto y si este le cae mal, se van. Hoy día son ellos los que eligen con quién trabajar. Hacen todo tipo de exigencias sobre comida y condiciones de trabajo y si no les gusta, se van al huerto del lado. Sea por plata o por la razón que sea. En Dosal no nos gusta trabajar con contratistas, porque pican los árboles, les rompen las ramas, etc., pero hoy día ya no tenemos alternativa. Incluso para la poda, que es una pega más calificada que la cosecha y no cualquiera puede podar, si bien es un lio, pero estamos con contratistas. Es curioso porque una persona gana más contratándose directo con un productor que con un contratista, sin embargo, prefieren a los contratistas.
-Si comparamos a la actividad agrícola con otras actividades económicas que compiten por mano de obra, vemos que, por ejemplo, el sector de la construcción ofrece una serie de beneficios, tanto a contratistas como a trabajadores. Es decir, intentan ser más atractivos y fidelizar a la mano de obra. ¿Cómo se compara la oferta laboral agrícola con la de la construcción?
-Por el año 2013 vivimos un boom de la construcción y la agricultura no tenía gente para trabajar, pero en ese tiempo no teníamos cómo competir con la construcción. Recuerdo que en esos años la construcción pagaba cerca de 25.000 pesos diarios y nosotros pagábamos cerca de 15.000 pesos por día y no teníamos cómo llegar a los 25 mil. Pero comenzó el crecimiento explosivo del volumen de la cereza y mejoró el salario en la fruticultura. Así llegamos a pagar igual o mejor que la construcción y con eso, más la entrada de los migrantes a la actividad agrícola, alcanzamos un nivel de normalidad. Pero hoy en día, que estamos pagando relativamente bien, igualmente no tenemos gente e incluso falta gente en la construcción.
-¿Cuáles te parecen que podrían ser las causas?
-Si bien creo que la crisis actual obedece a la contingencia, al Covid, a los bonos y a los retiros del 10%, claramente este es un problema que viene de antes. Me parece que la escasez de mano de obra agrícola también es un problema de estatus social. Por ejemplo, hace algunos años se instaló un mall en Curicó, en el que hay varias multitiendas. Estas grandes tiendas requieren de muchos grueros para mover la mercadería y ocurrió que, a pesar de que ganaban mucho menos, gran parte de los grueros de las plantas frutícola se fueron a trabajar a las tiendas del mall. Afortunadamente, al menos en parte, eso se revirtió y ahora están volviendo a valorar el trabajo del campo. En la misma línea, hubo un tiempo en que la gente aceptaba trabajar en los packings, pero no en el campo, porque era menos valorado el trabajo de campo. Pero ahora, como en el campo están ganando mejor que en el packing, igualmente se ha notado un regreso al trabajo de campo. Esto no es lineal, sino que se observan ciclos.
-¿Habría que hacer campañas comunicacionales para difundir las ventajas del trabajo agrícola, aumentar su prestigio social y mostrar que ya no es lo que fue?
-Tenemos que idear un modelo de trabajo con más estímulos, premios, bonos, aunque ya se dan bastantes bonos. Tal vez a los agricultores nos falla la narrativa y no hemos sabido comunicarlo de manera más atractiva. Además que todavía podemos mejorar más los ambientes laborales, las condiciones de traslado, mejorar la comida, etc. Eso hoy está mejor desarrollado en los packings que en los huertos.
INCERTIDUMBRE DE MERCADO Y TENSIONES EN LA INDUSTRIA
-¿Situaciones como la de la temporada pasada en China tensan las relaciones entre los actores de la industria? Por ejemplo, entre productores y exportadores.
-He conversado con muchos productores y me parece que, salvo excepciones, la gran mayoría entendió el problema. Por otra parte, creo que, considerando las circunstancias, las exportadoras intentaron hacer lo mejor posible, aunque siempre hay excepciones. Pero los productores de fruta tardía del sur, la que se cosecha en enero, naturalmente que tuvieron más problemas, siendo que en algún momento se pensó que la cereza tardía iba a tener mejores precios. En resumen, creo que en general las exportadoras se portaron bien y que los productores, en general, asumieron el problema.
Explica Carolina Dosal que, en los últimos diez años, a raíz del desarrollo del cultivo de la cereza, nacieron muchas exportadoras más pequeñas muy orientadas a esta fruta, las que han obtenido buenos resultados. “Estas exportadoras han desarrollado una relación más estrecha y más de la mano con sus productores. Creo que los productores han estado contentos con los resultados de esas exportadoras más chicas y me parece que eso ha incidido en que las exportadoras más grandes comenzaran a mejorar la relación con sus productores. Están cuidando más a los productores, dándoles más importancia y tratando de apoyar más al productor. Siempre los han apoyado técnicamente, pero ahora los consideran más en todos los sentidos. Quizás un productor de mediano a grande puede aguantar un año malo o dos, pero los productores más chicos tienen un año malo y para ellos es muy complicado. Creo que las exportadoras en general están tendiendo a desarrollar una relación más cercana con los productores. Una relación de ayuda mutua”.
Destaca la vicepresidenta de Fedefruta que la temporada pasada en China, después de la cereza se comercializó la ciruela D’Agent, producto que se vendió muy bien. Incluso a mejor precio que el que obtuvo la fruta la temporada anterior. “La ciruela y otras frutas se vendieron bien. Eso da para pensar que esta temporada debiera comenzar de manera normal. Sin embargo, es complicado afirmar algo respecto de China. Ya que nosotros pensemos que el precio podría ser más malo, no es buena señal. Hay expertos que afirman que los precios deberían estar igual de bien, pero si luego baja el precio, tendrá también relación con una mayor cantidad de fruta. Este año debiera haber más fruta por la cantidad de nueva superficie que entra en producción, dato que no conocemos con certeza, ya que la única información actualizada corresponde a la venta de plantas de los viveros. Por otro lado, si no tenemos agua, seguramente produciremos menos”, advierte Carolina Dosal.
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