Ítalo Cuneo, doctor en fisiología, especialista en vides, PUCV

“LA RETICENCIA A USAR PORTAINJERTOS PUEDE RELACIONARSE CON LA FALTA DE CONOCIMIENTO TÉCNICO”

Accede a más artículos en la Edición N°1 de UVANOVA Magazine. Proyecto conjunto AGRILINK UVANOVA

-¿Por qué afirmas que casi siempre y para casi toda condición es recomendable usar portainjertos en uva de mesa?

-‘Casi siempre y para casi toda condición’, creo que es una frase que resume una realidad científico-técnica respecto del uso de portainjertos en uva de mesa. La variedad de portainjertos que tenemos disponibles para esta especie es enorme, lo que nos permite adaptarnos a distintas realidades y desafíos productivos (i.e., desde nemátodos y problemas de replante hasta problemas de escasez hídrica o sales). No usar la herramienta es simplemente desechar elementos de diseño en proyectos de plantación. Desde el punto de vista técnico-comercial desconozco la razón, entendiendo que la tradición o el ‘know-how’ respecto del manejo de plantas francas no resiste mucho análisis.

Sí hay casos, muy puntuales, de variedades nuevas que expresan mejor su potencial sobre pie franco. Sin embargo, esos ejemplos responden siempre a una interacción genotipo y ambiente (i.e., suelo-clima). Es posible que la reticencia de los productores a usar portainjertos tenga relación con al escaso conocimiento técnico respecto de la combinación variedad/portainjerto para determinados lugares. Evidentemente, esa información debería estar disponible y puesta al servicio de los productores por los programas de mejoramiento. Eso mejoraría la toma de decisión a nivel técnico y comercial. Lamentablemente, creo que en este caso ha faltado orgánica en la industria.

-¿Qué argumentas a quienes declinan su uso para no arriesgar la calidad final de la fruta?

-Creo que hay un costo de oportunidad enorme. A estas alturas no estoy tan seguro si los productores han logrado vislumbrar la magnitud de ese costo. Entiendo la reticencia, sin embargo, las decisiones de este tipo deberían estar acompañadas de información y un modelo de toma de decisión que considere la incertidumbre y la compleja interacción de variables técnico-económicas que entran al juego. En el pasado, hemos modelado este tipo de decisiones, por ejemplo, en la industria del cerezo, para la utilización de tecnologías tales como el uso de coberturas plásticas. No veo la razón o el por qué no podríamos hacer lo mismo para la uva de mesa, específicamente para el caso del uso de portainjertos.