MANEJO FITOSANITARIO DE DROSOPHILA SUZUKII EN CEREZO
Luis Devotto Moreno
Ing. Agrónomo, Dip. MIP, Doctor en Ciencias Agrarias
Investigador INIA Quilamapu
Se evaluó fruta durante la temporada 2020-21 en huertos comerciales ubicados en Maule, Ñuble y Biobío. El estudio mostró una amplia variación en el porcentaje de fruta dañada por la plaga en función de la interacción entre clima predominante en cada lugar, nivel de aislamiento del huerto, manejos culturales y programa fitosanitario elegido por el productor. Los datos demostraron que se debe abordar todos los factores en conjunto y que soluciones parciales no se traducen en buen control de la plaga. Cálculos preliminares sitúan el costo de la plaga para la industria en cerca de US$28 millones al año.
Por décadas el nombre científico “Drosophila suzukii (Matsumura)” ha sido desconocido para los productores de fruta e incluso para muchos entomólogos alrededor del mundo, aunque no para un puñado de ultra-especialistas chinos, coreanos y japoneses, países que son parte de la región de origen de este insecto asiático. Esta situación cambió abruptamente en 2008, cuando -en una muy poco frecuente coincidencia-, productores de fruta de California (EE.UU.), y del sur de Europa, notaron que su fruta estaba siendo destruida por pequeñas larvas blancas.
Desapercibido por los programas de Vigilancia Sanitaria de los respectivos países, este pequeño insecto se dispersó desde el noreste de Asia a dos continentes en forma simultánea, sin que a la fecha se sepa cómo ni cuándo ocurrió este fenómeno.
Una vez que se logró obtener los primeros adultos y que se identificó la especie causante de la destrucción de la fruta, se activaron las alertas y se lanzó un programa masivo de trampeo con el fin de monitorear el avance de la plaga. Antes de 3 años, la mosca de alas manchadas había avanzado a 40 estados de EE.UU. y a más de una docena de países de Europa, causando cuantiosas pérdidas económicas.
La capacidad de la plaga de moverse de un continente a otro se reafirmó cuando fue detectada en Sudamérica (Brasil, 2014). A partir de entonces empezó la cuenta regresiva para Chile y gracias al intenso trabajo de Vigilancia realizado por SAG, se pudo detectar los primeros ejemplares en la frontera con Argentina, en el sector cordillerano de Curarrehue, región de La Araucanía, en mayo de 2017. Sin embargo, antes de dos años, la plaga ya estaba presente en más del 90% del área productora de cereza de nuestro país.
EL IMPACTO DE LA PLAGA EN CHILE
En los países productores de cereza del hemisferio norte primero hubo pérdidas cuantiosas y posteriormente se implementaron medidas que, en algunos casos, estabilizaron la situación. Sin embargo, al mismo tiempo, incrementaron de manera importante los costos y afectaron la inocuidad de la fruta.
Inicialmente en Chile la plaga estuvo mayormente concentrada en los contornos de los huertos, por lo que no se apreció daños en fruta de huertos comerciales. No obstante lo anterior, la implementación de monitoreo, ya sea con personal propio o tercerizado con empresas y el incremento en las aplicaciones de insecticidas, elevaron los costos de producir cereza en el país en una magnitud moderada y con poco impacto en el resultado final, debido a la (hasta ahora) alta rentabilidad del cultivo.
Es un ‘secreto a voces’ dentro de la industria que la mosca de alas manchadas aumentó notablemente su intensidad en la última temporada, pero los reportes de daño se han mantenido como información sensible por las principales exportadoras. Razón por la que actualmente están disponibles datos duros limitados y puntuales, referidos a mediciones de un huerto, en una temporada y en una determinada zona, y a datos provenientes de una muestra de alrededor de medio centenar de productores, de dos zonas y de solo una temporada.
IMPACTO EN LAS UNIDADES PRODUCTIVAS
Las evaluaciones de fruta realizadas por INIA en la temporada 2020-21 en huertos comerciales ubicados en Maule (1), Ñuble (2) y Biobío (1), indicaron una amplia variación en el porcentaje de fruta dañada por esta plaga, producto de la interacción entre el clima predominante en cada lugar, el paisaje (o nivel de aislamiento), los manejos culturales y el programa fitosanitario elegido por el productor (Cuadro 1).
Los datos recolectados demuestran que se debe abordar todos los factores en conjunto ya que las soluciones parciales no se traducen en buen control de la plaga. Programas fitosanitarios “duros” implementados en huertos rodeados de hospederos alternativos, que combinan riego por goteo y por tendido, con mal manejo del piso en cuanto a malezas y sierpes, sin uso de mulch, con podas y marcos de plantación que favorecen el sombreamiento, simplemente no tuvieron la capacidad de contener la plaga. A su vez, un huerto que no recibió ningún insecticida, pero con árboles bien iluminados y ventilados, sin malezas, regado exclusivamente por goteo, en una zona con clima desfavorable para la plaga, obtuvo un resultado a la cosecha bastante mejor a lo que se podría suponer ‘a priori’.
Sólo aquellos huertos ubicados en zonas climáticamente desfavorables para la plaga, con pocos hospederos en las inmediaciones, con buen manejo del piso, iluminación, ventilación y un programa sanitario bien implementado pudieron lograr resultados óptimos (Cuadro 1).
Cuadro 1. Comparación de manejos y nivel de ataque de Drosophila suzukii en huertos de tres regiones de Chile.
Hospederos circundantes | Edad huerto | Manejo piso y riego | Sanitización | Programa fitosanitario | Manejo de la poda | Nivel ataque a la cosecha (%) | |||
Cuartel 1 | Maule | Alto | 4 | Excelente | Excelente | Ninguno | Excelente | 3,9% | |
Cuartel 2 | Ñuble | Muy alto | >8 | Deficitario | Pobre | Deficitario | 3% | ||
Cuartel 3 | Ñuble | Muy alto | >8 | Deficitario | Pobre | Convencional * | Regular | 5,2% | |
Cuartel 4 | Ñuble | Muy alto | 4 | Bueno | Buena | Convencional * | Bueno | 4,9% | |
Cuartel 5 | Biobío | Bajo | 6 | Excelente | Excelente | Convencional ** | Bueno | 0,4% |
* Basado principalmente en piretroides, acetamiprid, ciantraniliprole y spinosinas
** Basado principalmente en spinosinas y piretroides
COSTO A PRODUCTOR E IMPACTO A NIVEL DE INDUSTRIA
La temporada 2020-2021 finalizó con un total de 352.783 toneladas de cerezas chilenas exportadas a China (94,9%) y otros destinos (5,1%), con un alza de 54% respecto de la temporada anterior (Comité de Cerezas, ASOEX).
Puesto que la industria aún no concuerda una manera de dar a conocer las cifras por ataque de D. suzukii, recurrimos a una muestra de 3.200 toneladas producidas por 73 productores de Maule (45) y Ñuble (23) para intentar una aproximación, aunque sea modesta, al problema. Este grupo representa un 0,9% del total de cereza exportada por Chile.
Un 8,2% tuvo al menos un evento de rechazo de fruta por superar el umbral de 3% de frutos dañados por D. suzukii establecido por la exportadora. Al desagregar este promedio ponderado, se observa una fuerte zonificación de este parámetro, puesto que solamente el 2,2% de los productores ubicados en la provincia de Curicó tuvo eventos de rechazo, mientras que entre los productores de la provincia del Punilla (Ñuble) el parámetro se elevó hasta un 17,9%.
El análisis de los volúmenes de fruta indicó que, sobre un total de 3,2 millones de kilos, se rechazó el 1,2% del volumen recepcionado en planta, por superar el umbral de tolerancia establecido por la empresa. El grupo de productores que tuvo al menos un evento de rechazo vio que el 27% de su fruta (promedio ponderado) no se pudo comercializar por causa de la plaga, con extremos de 9% y 67%.
Expresar estas cifras en términos de valor requerirá un análisis más fino, puesto que habría que incluir datos sobre variedad y semana de venta, pero una buena aproximación corresponde al valor de 8,5 USD/kg estimado por la consultora iQonsulting. Si se extrapolara las cifras de rechazo al volumen total producido actualmente por Maule y Ñuble, estas dos regiones suman el 50% de la superficie nacional y aproximadamente el mismo porcentaje del volumen exportado, por lo que en teoría el daño causado por la plaga en estas dos regiones ascendería a 17,9 millones de dólares.
El servicio de monitoreo de la plaga, sin considerar asesoría previa ni posterior, tiene un costo de aproximado de 360 USD/trampa/12 meses. Los productores contratan este servicio o lo realizan con personal propio por períodos variables (3, 6 o 12 meses), con densidades de trampas/ha o trampas/huerto también diferentes y además existen distintas estimaciones acerca de qué porcentaje de los productores incluyó el monitoreo dentro de su plan de manejo. En vista de todas estas consideraciones se optó por hacer un análisis de sensibilidad que se presenta en el Cuadro 2. En base a las cifras de este análisis y considerando supuestos conservadores, se estima que la industria chilena de cereza invierte anualmente entre 2 a 4 millones de dólares en el monitoreo de esta plaga.
Cuadro 2. Estimación del costo del monitoreo de Drosophila suzukii en la industria de la cereza en Chile (millones de dólares/temporada), en función del período de uso de las trampas, densidad y porcentaje de adopción de esta práctica*.
Tasa de adopción (% sup. nacional) => | 30% | 60% | 90% | |||||||
Densidad (trampas/ha) => | 0,5 | 1 | 2 | 0,5 | 1 | 2 | 0,5 | 1 | 2 | |
Uso anual (meses) | 3 | 0,5 | 1,0 | 2,1 | 1,0 | 2,1 | 4,1 | 1,6 | 3,1 | 6,2 |
6 | 1,0 | 2,1 | 4,1 | 2,1 | 4,1 | 8,3 | 3,1 | 6,2 | 12,4 | |
12 | 2,1 | 4,1 | 8,3 | 4,1 | 8,3 | 16,6 | 6,2 | 12,4 | 24,9 |
* Elaborada por el autor; 1 USD = CL$730, superficie nacional = 38.392 ha.
Otro aspecto que se debe considerar es el costo de las aplicaciones adicionales de insecticidas realizadas por causa de esta plaga. Un cálculo conservador estima 2 aplicaciones extras, a un costo de 90 USD/ha, lo que llevaría la cifra a alrededor de 6,2 millones de dólares por temporada.
Es así que la producción chilena de cereza estaría viendo aumentar sus costos entre 8 a 10 millones de dólares y disminuir sus ventas en alrededor de 18 millones de USD, totalizando 26 a 28 millones de dólares, que representan aproximadamente el 2% de las ventas de cereza chilena al exterior.
¿QUÉ HEMOS APRENDIDO DEL MANEJO DE ESTA PLAGA?
Es posible simbolizar la actitud hacia esta plaga, cuando recién apareció en Chile central, con la frase “aplique apenas caiga la primera mosca en una trampa”. Sin embargo, esa recomendación excluye un factor muy importante para decidir el inicio de las aplicaciones, cual es la fenología de la planta. Además, pero no menos importante, otorga un protagonismo excesivo a los tratamientos con insecticidas, sin incorpora elementos del paisaje y manejos culturales que pueden tener igual e incluso mayor peso que el programa fitosanitario.
Todos los expertos internacionales que han visitado Chile han advertido de que esta plaga “no se puede controlar usando exclusivamente insecticidas” y la experiencia acumulada en nuestro país ha terminado corroborando lo anterior.
Los productores ya han interiorizado que esta plaga llegó al país para quedarse y huertos “negativos” para la plaga están siendo y serán, cada vez más, una rareza. Por ende, los esfuerzos están concentrados en mantener a la plaga bajo el umbral de daño que permita comercializar la fruta y para ello es necesario adoptar un conjunto que medidas que funcionan como un paquete integrado, dado que cada medida por sí sola es incapaz de controlar la plaga.
Haciendo una analogía del manejo de la pandemia de COVID-19, existe el enfoque conocido como la “estrategia del queso suizo” (Figura 1). Esta estrategia incorpora el hecho de que la alta población de D. suzukii tiene muchas causas y que atacar unas pocas tiene escasas probabilidades de éxito, ya que sólo abordando el conjunto de causas -en forma simultánea- se obtiene el resultado deseado. Los datos del Cuadro 2 corroboran este análisis.
COORDINACIÓN GEOGRÁFICA AMPLIA Y TRANSPARENTAR LAS CIFRAS DE DAÑO
Una coordinación geográfica amplia es, quizás, el principal desafío de la industria frutícola en conjunto. Poco se obtiene aplicando todos los manejos recomendados en un huerto, si éste está rodeado de berries, huertas familiares o cientos de metros de zarzamora y otros hospederos alternativos. En primer lugar, no existe una institucionalidad ni una normativa que se pueda hacer cargo del problema y además de eso, la tarea es realmente ardua.
También convendría a todos los actores incumbentes transparentar las cifras de daño por esta plaga, a fin de movilizar los recursos privados y estatales hacia su control. La industria de la cereza en Chile cuenta con un nivel de organización robusto, que podría centralizar los datos y a la vez salvaguardar la información de los aportantes.
La cereza, por rentabilidad y superficie, es el “premio mayor” del mercado de agroquímicos en nuestro país, pero este hecho no debe hacer perder de vista que los mejores programas fitosanitarios fallan en el control de esta mosca cuando no son complementados por las medidas culturales que se han mencionado más arriba.
El Manejo Integrado de Plagas aconseja evitar las zonas más favorables para la plaga, pero la cereza ya había comenzado a expandirse hacia el sur de nuestro país antes de la llegada de la D. suzukii y es muy poco probable que la tendencia se revierta. Por ende, los productores ubicados en la zona sur tienen una tarea complicada por delante.
La industria está estableciendo umbrales de daño para procesar la fruta y por ende debe ajustarse la forma de medir el ataque de esta plaga. Actualmente se mide porcentaje de fruta dañada en campo, pero en el futuro próximo el indicador importante será poder comercializar o no.
0 comentarios